Estos retablos o altares que se pueden clasificar como conjuntos arquitectónicos logrados a través de distintas épocas y el reconocimiento de las técnicas con que fueron trabajados así como su evolución de acuerdo a los movimientos artísticos que se desarrollaron en la región durante la época colonial. Completan estos conjuntos pinturas y esculturas de similares características a las de la región de las Verapaces, que las convierten en páginas didácticas dedicadas a las devociones de los Santos Dominicos, orden que era encargada del templo.

Esta Iglesia es una joya con barroco cargado, casi rococó. Como dato curioso se conserva en buen estado el libro de bautizos número uno que data del año 1,565, y donde el lector puede leer al margen de cada partida, la condición del bautizado es decir si era criollo, zambo, negro, esclavo, indígena, etc.

Esta posee en su planta rectangular trece retablos o altares dorados estilo barroco, a lo que suma su fachada, que nos dan en el campo del arte la oportunidad de apreciar la evolución estilística, permitiendo a la vez apreciar las devociones del periodo hispánico.

La primera iglesia era mitad adobe y mitad con techo de paja después el trabajo fue más sólido, con su techo de madera y teja. En el siglo XVIII la iglesia ya tenía su fachada y la decoración de sus columnas revestidas con estuco de varios motivos. Vinieron pinturas escultores etc. y principiaron a esculpir las imágenes, tal como son San Mateo que es el Patrón despueblo, los altares bien tallados con estilo Barroco, menos el central porque se quemó, hoy día tiene estilo Romano. La construcción de la iglesia de San Mateo corresponde a los lineamientos de inicios del siglo XVII. Le afectaron los terremotos siguientes: 1749; 1757; 1761; 1776.

Retablos: San Mateo Alta Mayor, San José, Virgen del Rosario, Santa Ana, San Joaquín, la Virgen del Carmen, Virgen de Dolores, Santísima Trinidad, Señor de la animas, Santa Rosa de Lima. El Pulpito único en Centro América el segundo se encuentra en el Perú. Actualmente el Padre Felipe Rodas coloco piso de cemento y forrado al contorno del templo, como era en el sigo XVIII.

El terremoto de 1976 lo destruyó bastante y don Federico Prera fue el encargado de ver que se refaccionara. Hubieron muchos trabajadores.

Ahora continúa siendo uno de los mayores atractivos de Salamá. Los altares tallados de madera en la iglesia fueron hechos a manos del artista Evaristo Zúñiga.

La Catedral de Salamá conserva su patrón original de la época colonial.